aquí se digíta entre las sombras

el olvido casi me atrapa,
el veneno del tiempo entretiene mi ser,
quisiera que este cigarro no acabase.

son muchas colisiones a la vez:
no puedo oír,
no puedo hablar,
siento una sonrisa entre las sombras.

no tengo miedo, ya que igual vendrá.
no la esperaré,
no le daré el gusto.
seguiré con este cigarro entre las sombra.

no haré rimas,
menos dedicaré mi tiempo en reglas.
escribiré por escribir.
me guste o no,
te guste o no.
aquí se digíta entre las sombras.

el pasado persigue y lo negado también.
¿seguiré escribiendo?
no tengo un cenicero que se colme de puchos,
tengo un mundo que no se llena de ellos.

es obvio que no tendré el mismo aliento después.

¿Acaso esta luciernaga no pago su renta?

Niega tus anhelos
con una mirada firme
desde una duna.

Con la cabeza caliente
y tu lengua dividida
entre riberas de espinos.

Sé que tienes un callejon
sin techo
y paredes enanas.

Sé que hay un faro inpertinente
en ese desierto tuyo.

Sé que tu mirada
elude el tiempo,
los pasos
y las gafas.

Es esa suerte de dientes de marmol
que prensan el aliento
antes del amanecer;
y estas despierto
sin querer estarlo.

¿Acaso esta luciernaga no pago su renta?
¿acaso estas fauces del tiempo no redime al vivo?

iletrado y libre

No seré aquello que anhelas mostrar en el papel; seré esquivo. No te permitiré que me confundas con un maldito entre la multitud.

¿porqué?

porque no soy poeta, menos escritor.
ni logro acercarme a aficionado.
Me considero iletrado y libre.
Sé que no firmaré
dedicatoria alguna;
menos declamaré
en eventos eventuales.

Me sentaré en el ultimo asiento,
con el anhelo de ser silencio
en la multitud de rostros,
pero no abriré de asombro
mi boca
y aplaudiré con sinceridad una sola vez.

Captaré una idea,
pero no la haré mía
y me despediré de ella
como quien se despide
del tiempo.

Tal vez encuentre alguna musa,
pero tendrá que aburrirse de mi yugo
y se irá con el propio a mudarse
a otro escalón.

Retaré el sabor del pisco sin sal
en algún puente de este ajeno lugar,
mientras veo recorrer la inmundicia
que hoy te ahoga y desalienta.

Hoy es otro día.
Esta sed no será la misma
cuando amanezca el otro hoy;
será abyecto,
pero distinto.

SOY UN INFILTRADO EN MI CIUDAD

Soy un infiltrado que va entre un peldaño y otro, navego al ritmo del vaivén del puente sin abismo que me guarde. Soy una melodía sorda en el desierto, paseando por las cuarentas dunas sin protestar, respirando el aire puro de una ciudad sin barrotes en las ventanas. Testigo presencial de un asesino condenado a vivir y de una víctima condenada a perdonar. Veo cabellos plateados y oxidados en las aceras; en el bus que no va a ningún lugar. Esa carretera aprendiendo los hábitos de la selección natural, ese rompe muelle que apaga la adrenalina y sacude la osadía. Mantener el sueño en las las noches es casi un sueño. Desnudar una sombra en la pupila es saciar la sed de aire que se tiene. Por eso soy un infiltrado, porque no soy de acá, ni sé de donde soy, si tengo genes iguales a los demás es una paralela coincidencia. Vine aquí a descubrir algo, pero no recuerdo el argumento; sólo puedo distinguir un velo entre los otros velos.
Voy digerir mis propias palabras para licuarlas en mi cerebro y cargaré este óseo transporte hasta el cementerio menos frío. calibrar mis articulaciones para no ceder mi espacio.....................................

suerte de panal

No beberé del elixir muerto

del ayer de tus labios.
Esa suerte de panal

de avispas asesinas.
Ese desperdicio

de aliento.

Esas cenizas

que amargan el paladar.
Tampoco digitaré

tu recuerdo en el móvil;

menos acariciaré

tu foto con la mirada

o esa silueta hundida

en la cama.
Tú recuerdo de yugo

y exilio amenaza la suerte

de un buen amor,

que prematuro muere

cuando tu ruido

aún se precipita

en la amargura

de mis mejillas. Llevo tu labial

a fresa tatuado

en mis labios y mi cuello.

EL RETORNO

El intento y la higuera

nublo mi mente,

el presente que ya es pasado.

Asustado y mitad congelado

entre San Isidro, Chosica

y el cigarro que alumbra

mi resaca.

No hay vino barato

que amortigüe la realidad

ni espejo que me aguante.

No quiero aprender de mis errores,

tampoco saciar mi sed

con labios gastados de tanto trasnochar.

Quiero empezar a caminar

a tu lado o sin ti,

lo mismo da.

Quiero no tener sentido al escribir

y descifrar algo profundo

mientras duermo

en la banca de algún parque.

Ir de paseo en una nube

hasta que me destrose el aliento.

Leer sin leer.

Entenderlo todo y no hacer nada.

Reírme sin el argumento de la felicidad.

Desatar mis pasadores y caminar.

Debatir por el simple hecho de joder.

Ser lo que me convenga ser,

sin el armisticio del que dirán.

tomar el café en la ducha.

Fumar mientras me bronceo.

Y nunca saber terminar un poema.

la abres tú o la abro yo, no importa.

Bien.

Esta vereda que acierta con tu puerta,

donde lo besos sin fruto

anidan entusiasmos

del alcohol y la luna.

el pudor se pierde

antes de girar la llave,

el pulso va al ritmo de su respiración,

y nosotros que no llegamos

a la habitación.

esta llave que no gira,

las arremetidas de besos,

nuestras transpiración empapando

el caoba.

La calle vacía y el depa también,

esta puerta que se nos olvida.

El amanecer y los grillos que nos

acompaña.

Tu falda cómplice,

tu escote escotado hasta el ombligo,

tus manos bailando en mi espalda

y mi cinturon perdido dos cuadras atras.

Puedo crucificarte mil veces,

aún así,

sé,

que no dejaras de perdonarme.

Aunque tu tiempo llego a su fin, el mio empieza a nacer ahora.

No adiestro rebaño,

ni iguales a mi.

quiero rivales,

quiero estacas,

balas de plata,

azufre

y

sal.